noviembre 10, 2013




La vida es un camino empedrado, un camino de curvas, baches, muchas direcciones sin un cartel que te diga a dónde va cada una, sin un área de servicio donde parar a descansar, donde te llenen el depósito de gasolina, unos buenos días, un café y un adiós. 
La vida es estar en alerta, es andar, andar más rápido y correr, pero nunca huir. 
La vida es seguir una línea recta y en cada cruce desviarte y, cuándo te desvías, sacarle provecho a ese sendero de dudas que puede o no, hacerte menos o más feliz.
La vida es aprender, aprender de lo que te vas encontrando día y noche por esa línea recta, pero al fin y al cabo decidir por ti mismo el como y porque. No esperes ayuda, no esperes promesas, ni siquiera actos.
Lo primero que tienes que aprender antes de dar un paso a la raya de SALIDA es que toda tu vida vas a ser tu solo. Nadie va a decidir por ti, nadie va a luchar por ti, nadie va a llevarte a hombros mientras cruzas tu sendero, tu vida. Te ayudarán, pero la línea que dice META, la tienes que cruzar solo.
¿Te atreves?

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