octubre 30, 2013

No me gusta el otoño ni la primavera.
Te preguntarás porqué. Muy simple.
No me gustan los grises ni los medios.
O invierno o verano, o 0ºC o 100ºC, 
vapor o hielo, tu boca o nada.
Con o sin ropa, en tú cama o en el suelo,
Un paseo entre tus sábanas o entre tus versos.
O o no, mediocridades fuera. 
Blanco o negro, el café con leche solo de mañana.
Este, Oeste o el Sur de tu espalda.
Tus pecas, mis lunares y un hundir la flota. 
Ganas o pierdes.

Yo con tus grises y tus medios siempre gano.


¿Alguna vez te paraste a pensar que haces aquí?
Yo, demasiadas.
Lo único que saque en clave es que la vida no va a hacer nada por ti.
Eres tú solo contra el mundo gritando al vacío.
Aunque igual tienes suerte y encuentras algún que otro bastón para ir apoyándote.
Yo he encontrado muchos bastones. La mayoría de madera podrida pero no todos.
Hay bastones que duran para siempre.
Yo no creo en los para siempre.
Creo en los mañana, por lo que sigo siendo solo contra el mundo.
El problema es que el mundo eres y no consigo que yo sea el tuyo.