noviembre 10, 2013

He visto este atardecer contigo, un millón de veces, o tal vez solo una porque estoy más pendiente de tu boca que de el cielo.
También he visto amaneceres y anocheceres y, sin duda, me quedo con tus medias tardes.
Esas que empiezan a las cinco de la tarde y terminan a las 9 y no ves el sol en ninguna parte.
De esas tardes que solo entienden de sábanas y sudores. 
Me recuerdan al pasado, cuando eramos dos motas de polvo que solo entendíamos de hormonas alteradas.


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